El modo de relacionarse y el tipo de ocio de los adolescentes ha cambiado mucho. Hay dos actitudes en los padres igual de erróneas, ante la irrupción de los móviles y redes sociales: no querer asumirlo e ir de colega con los hijos de forma acrítica.
Las redes sociales son como los bares. Están pensados para un tipo de ocio y para un tipo de gente. Y de igual manera que ponemos una edad para que empiecen a ir a bares, y dentro de ellos a consumir bebidas, es conveniente funcionar así con los móviles y las redes sociales.
A los padres les preocupa quién influye en sus hijos. Los youtubers, los líderes de opinión en Twitter, o las estrellas en Instagram son los nuevos "influencers" de los jóvenes.
De ahí que los padres tengan que educar a sus hijos para que tengan convicciones y sentido crítico ante lo que ven, cosa nada fácil cuando son la Generación saltamontes, que van de un sitio a otro a golpe de click buscando no se sabe qué.
Un grupo de adolescentes durante una visita al museo de El Prado
En la preadolescencia los hijos se separan de sus padres para buscar su identidad. Y otorgan más credibilidad a sus amigos. Antes un preadolescente sabía que era gracioso (o listo, o atractivo), porque se lo decía su grupo de ocho o diez amigos. Hoy se lo dice su red en Instagram, que no bajará de 150 seguidores. Y eso les puede producir -según la autoestima y el carácter que tenga cada uno- cierta ansiedad e indefensión.
Muchas redes y ¿poco ruido? Tuenti, mensajería -especialmente WhatsApp y Snapchat (que no me gusta nada por su planteamiento de borrado rápido y que tanto se usa en casos de bullying)-, Twitter. Explico qué usos correctos e incorrectos son más frecuentes en esas edades. Al final las chicas y chicos de esa edad tienen que hacer deberes del colegio, jugar, ayudar en casa y formarse para el futuro: y no tienen tiempo que perder. Lo aprovecharán si están ilusionados, si descubren aficiones, y las comparten con sus amistades.
Las dos caras de este mundo. Cuento, por lo menos para que lo conozcan los padres, que en Internet hay una cara oscura, que sus hijos no suelen descubrir: cuentas de Twitter de chicas con anorexia; foros y plataformas de intercambio de droga o sexo, etc. Y la cara buena de oportunidades y contacto con gente interesante.
Es clave descubrirles buenas Apps, foros interesantes para sus trabajos o aficiones, que aprendan la lógica colaborativa de Internet. Hay demasiadas cosas buenas en las redes sociales como para que desperdicien su talento con tonterías (por cierto, creo que los profesores, además de buscar bibliografía, deberían facilitar más recursos online a los alumnos).
Ni tanto ni tan calvo. A los padres les suele obsesionar la privacidad de sus hijos en redes sociales. Deben enseñarles cómo configurar sus cuentas para guardar la privacidad, aunque deben ser conscientes de que no existe la privacidad absoluta. Y lo realmente importante es que sus hijos aprendan a utilizar bien el tiempo. Y lo harán cuando tengan un objetivo, un por qué y un para qué.
Si le das una moto con 13 años no esperes que salga indemne. La preadolescencia se define en parte por la falta de autocontrol. No tienen experiencia del mundo ni tampoco se conocen bien. Muchos expertos (señalo algunos artículos en el doc del final) se atreven a señalar los 16 años como la edad a la que pueden tener un smartphone con datos (3G/4G). En mi sesión propongo ir poco a poco: facilitarles un móvil sin datos cuando salen fuera de casa el fin de semana; que aprendan a usar el Ipad de sus padres para trabajos, etc.
Abducidos por los juegos. En la mente de la generación actual preadolescente y adolescente el ordenador sirve para trabajos de clase y el móvil es para uso lúdico. ¿Cuántos juegos tienen en el móvil? Precisamente por su falta de auto control por lo general los juegos son la mayor fuente de pérdida de tiempo. Hablo también de juegos didácticos o juegos en línea tipo Triviados, que me parecen muy buenos.
No tener smartphone, ¿es aislarse? Aquí viene el flanco de ataque más habitual en los preadolescentes. - Mamá, todos lo tienen. ¿Cómo no me compras el móvil ya? Advierto que es difícil conseguirlo a menos de que los padres del grupo de amigos no queden en tomar las mismas decisiones respecto al momento y al módelo de móvil que darán a sus hijos, y bajo qué condiciones.
Vete por delante. Ellos te necesitan. Nunca se puede decir que sea tarde para afrontar esta cuestión. Pero los padres no deben plantearlo negativamente. Primero deben dar ejemplo en la moderación y buen uso de los móviles y redes sociales, asumir unas pautas de uso en casa durante los momentos familiares; buscar puntos en común -aficiones, organización de las vacaciones- para usar internet juntos, etc. Fomentar aficiones que se potencien en las redes sociales, o que sean útiles para otras personas. Y hablar, hablar y hablar, para que el mundo online sea un tema natural de conversación.
El trabajo de los padres tiene recompensa. Nadie dice que ser buenos educadores sea sencillo, pero es el mejor trabajo del mundo. Hay que tener un proyecto concreto y bien definido, e ir aplicándolo con paciencia y el mejor humor posible.
Fuente: Rafael Martín Aguado (@rmaragu). Especialista en comunicación. Comunicación Sincera
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