Frank Schirrmacher, uno de los editores del Frankfurter Allgemeine Zeitung, ha demostrado en libros anteriores su olfato para detectar temas importantes. En su última obra, Payback, se plantea cómo mantener la agudeza mental en un mundo en el que la abundancia de información y la multitarea apenas dejan tiempo para pensar y mantener la atención.


“Cuanto más penetra el ordenador en nuestro modo de hablar y en nuestra comunicación, tanto más urgente es una educación con el fin de mostrar que los modos de comportamiento humano más valiosos no se caracterizan por la posibilidad de ser anticipados”. Esta es, a mi modo de ver, la sentencia más aguda del último libro de Frank Schirrmacher, Payback (1), en el que aborda por qué en la era de la información nos vemos obligados a hacer lo que no queremos y cómo podemos recuperar el control sobre nuestro pensamiento. El acercamiento antropológico al fenómeno de la red es realmente una asignatura pendiente.

El conocido editor del Frankfurter Allgemeine Zeitung, Frank Schirrmacher, fue premiado como periodista del año 2004 por su libro Das Methusalem-Komplott, que trata sobre el envejecimiento de la población y la crisis demográfica (cfr. Aceprensa 14-07-2004). En 2006 marcó el tema del año en Alemania con su libro Minimum sobre la familia como columna vertebral de la sociedad. En 2007 fue el primer periodista en recibir el premio Jacob-Grimm de la lengua alemana.

Según Schirrmacher “las tres ideologías que han cambiado de un modo más radical la vida de los hombres en los dos últimos siglos han sido el taylorismo -es decir, la optimización del trabajo controlado por un cronómetro y la obsesión por la máxima eficacia-, el marxismo y el darvinismo. A estos tres modos de ver el mundo los encontramos de nuevo juntos en la época de la digitalización en forma personificada. El taylorismo bajo la forma de la multitarea (realizar varias tareas al mismo tiempo), el marxismo en la forma de la información gratuita y en la autoexplotación con el microtrabajo en la red (del que se aprovecha sobre todo Google) y el darvinismo en la forma de la ventaja que obtiene el primero entra en posesión de una información decisiva”.

 

Devorar datos

La avidez por conseguir información sigue mecanismos similares a la necesidad de conseguir alimento. A veces incluso es más bien un devorar inconsciente que un digerir. Es necesario ir pensando en la dieta informática. La distracción se ha convertido en “trabajo”. La red está cambiando nuestra forma de pensar. Acumulamos muchos conocimientos en nuestro cerebro y ya se habla de la existencia de un “cerebro externo”, que es la red. Ahora bien, la utopía de que un ordenador que llegue a “pensar”, es eso, una utopía. Un ordenador no tiene más inteligencia que la que le metemos dentro.

El mayor riesgo es, sin embargo, la pérdida del fundamento de toda decisión inteligente: la atención. Al manejar varios programas al mismo tiempo sufrimos constantes distracciones. Tardamos unos 25 minutos en entrar de nuevo en la materia que habíamos abandonado y este el motivo por el cual constantemente nos preguntamos: ¿qué estaba haciendo?

Fuente: Aceprensa